Numerosos países están a punto de incluir en sus planes de diagnóstico prenatal una nueva generación de pruebas genéticas para detectar la trisomía 21, causa del Síndrome de Down. En la actualidad, en España, se estima que más del 90% de los niños con Síndrome de Down son abortados anualmente. Sin embargo, si unos padres decidieran, por su libre elección, abortar a una niña por el hecho de no ser un niño, habría un acuerdo general para denunciar el asesinato y no habría ningún argumento en contra. Extrañamente, si se aplica este razonamiento al Síndrome de Down, la cosa cambia. Así, discriminar a un niño sobre la base de una variación genética se convierte en una “elección libre”, individual y hasta valorada.
Ante esta situación, la Fundación Jérôme Lejeune, presente en Francia y España, y Downpride, presente en los Países Bajos y Canadá, en su compromiso con la investigación, el cuidado y la acogida de las personas afectadas por el Síndrome de Down, han lanzado un llamamiento internacional para alertar sobre una nueva técnica de detección prenatal. Su difusión conducirá a una silenciosa violación de los Derechos Humanos y a la extinción de los niños con Síndrome de Down antes de su nacimiento.
Los test ya están siendo comercializados, aunque por el momento no se incluyen en los protocolos generales de seguimiento del embarazo, lo que está limitando temporalmente su impacto. Pero las autoridades sanitarias de diversos países están ya publicando informes en los que se propone la inclusión de estas nuevas pruebas en el protocolo general de diagnóstico prenatal.
En la página web www.stopdiscriminatingdown.com/es/ se invita a los internautas del mundo entero a atender nuestra llamada. El 21 de marzo, Día Mundial de los afectados por el Síndrome de Down, la petición será presentada a las instituciones internacionales, y comunicada al Secretario General de Naciones Unidas Sr. Ban Ki-Moon, con el fin de que exija a los gobiernos que las personas con Síndrome de Down sean apreciadas y no discriminadas por la sociedad.
